Hace ya no sé cuantos meses que quiero hacer este postre. Por fin parece que encuentro un hueco entre semana para hacerlo. Hoy dejamos el fondant, la pasta de modelar y la glasa real a un lado y nos vamos con un postre llamado "baklava". Sus orígenes se remontan a la antigua Mesopotamia. Se cocinaba para ocasiones especiales y era un postre típico de las clases más acomodadas. Los griegos lo descubrieron en sus viajes hacia Mesopotamia y se llevaron la receta a Atenas. Las capas de masa filo que se utilizan son tradicionalmente 33 en referencia a los años de vida de Cristo. Aquí va la primera fotografía de cómo me ha quedado. Vamos con la receta.
Ingredientes:
500 g de azúcar
375 cc.de agua
2 cucharadas de miel
Cáscara de un limón
1 ramita de canela
400 g de nueces
250 g de mantequilla
1 vasito de "ouzo" o anís dulce
1 paquete de masa filo o brik
Lo primero que vamos a hacer es el almíbar con el que bañaremos nuestro postre. En un cazo ponemos 400 g de azúcar, los 375 cc de agua, las dos cucharadas de miel, la cáscara de limón y la ramita de canela. Lo llevamos a ebullición moderada y lo cocinamos durante unos 10 minutos. Apartamos del fuego, eliminamos el limón y la ramita de canela y reservamos.
Trituramos levemente las nueces. No hace falta que obtengamos una harina, mejor que queden semitrituradas. Le añadimos los 100 g restantes de azúcar y el vasito de anís o "ouzo". Mezclamos con una cuchara y reservamos.
Ya casi lo tenemos todo. Sólo nos falta preparar la bandeja donde montaremos la baklava. Derretimos los 250 g de mantequilla. Colocamos unas cuantas hojas de masa filo juntas para hacer de base del postre y las mojamos con la mantequilla derretida con la ayuda de un pincel. Repartimos entonces con la mano la mezcla de nueces que hemos hecho antes. Añadimos otra capa de masa filo, la mojamos con mantequilla y volvemos a espolvorear mezcla de nueces. Vamos haciendo así sucesivamente hasta que se nos acaben los ingredientes.
Cuando ya tenemos la baklava montada llega un paso delicado: hacer triángulos o cuadraditos como los que veis en la foto. Con un cuchillo afilado vais cortando la forma que querais. Una vez cortado, lo llevamos al horno a 160 grados y entre 45 y 60 minutos. Es importante que lo saqueis del horno cuando la masa filo de la parte superior se empiece a poner dorada.
Una vez fuera del horno es el momento de rociar nuestro postre con el jarabe que hemos hecho al principio y que ya debe estar frio. Inundamos la bandeja y el mismo postre lo irá absorviendo.
Podeis servir un par de cuadrados o triángulos de baklava en un plato y adornarlo con unas gotas de jarabe.
Ni que decir tiene que es un postre bastante dulce y que aporta unas cuantas calorías de más. Pero en cuanto lo descubrais no podreis olvidar su gusto. Ya que no nos lo podemos comer en un restaurante a los pies de la Akropolis de Atenas después de una buena comida regada con vino retsina, lo saboreamos en casa, que también está muy bien.