En toda la Navidad no he tenido ni un segundo para poder publicar en el blog los pasteles, galletas y otros inventos que he ido haciendo. Así que ahora llegan todos de golpe. Hacía ya unos meses que tenía un encargo interesante. Carme, una compañera, quería sorprender a su familia en la celebración del cumpleaños de su hija Júlia. Quería un pastel espectacular porque la familia siempre le echa en cara que nunca compra el pastel y siempre lo hace ella de cualquier manera. Además, me encargó 16 galletas, envueltas y con su correspondiente lazo para dar como obsequio y acabar así con años y años de críticas.
El pastel que le hice era de chocolate negro y vainilla. Todo ello montado en capas intercaladas, que al cortar la tarta queda más espectacular. El bizcocho estaba relleno de mermelada de fresa y con buttercream de fresa, también. Y la decoración final fue ésta, tal y como me pidieron.
Las figuras estaban hechas de fondant, las algas marrones con pasta para modelar flores y la arena del mar con galleta maría triturada.
Ya veis que esta vez también opté por poner el nombre de la cumpleañera sobre una galleta enorme recubierta con el mismo fondant azul del pastel.
Más detalles.
Y por último la gran galleta con el nombre.
Por lo visto, las galletas gustaron mucho, con ese punto de sal que te encuentras de vez en cuando. En cuanto al pastel, me comentan que el color azul del fondant les daba un poco de miedo por si no era comestible. Pues todo, todo lo que hay sobre el pastel se come, excepto la base.
Estos días también he tenido otro encargo. Era un pastel que un grupo de amigos le regalaba a dos chicos que cumplían 30 años. Uno es arquitecto y el otro, ingeniero. Es por eso que querían que en el pastel aparececiera un coche de fórmula uno y un edificio de diseño. Se hizo lo que se pudo pero el tiempo fue tan junto que me resultó imposible hacer ni una sola fotografía. Espero que los organizadores de la fiesta me pasen alguna en breve y así os podré enseñar el resultado de los nervios del sabado 29 de diciembre.