El pastel que hoy os traigo no sé cómo no acabó mareado. Porque le dimos una cantidad de vueltas como nunca antes habíamos hecho. El pastel fué cambiando conforme pasaban los días, le fuimos añadiendo cosas y quitándole otras. Al final, así quedó.
El pastel iba dirigido a Mireia, una apasionada de la música, del canto coral y del Barça. Así que pensé que todos esos temas podían estar representados en su pastel. En la parte inferior coloqué estas teclas de piano.
En el segundo piso se encuentra una partitura, que seguro que la cumpleañera supo interpretar. Se trata del himno del Barça, aunque en ningún sitio lo indicaba. Sólo ella, que sabe solfeo, podría leerlo.
Y en la parte superior encontramos el pastel, con su bizcocho de chocolate, la crema de fresa y el ganache de chocolate negro. Todo el conjunto está decorado en blanco y negro. La única nota de color la aporta el lazo que encontramos en la bandeja.
¿Se atrevería Mireia a interpretar la partitura delante de todos los invitados? Se lo tengo que preguntar...
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