Con la llegada de las fiestas navideñas se acumulan las cenas entre amigos, familiares y compañeros de trabajo. En este caso, un grupo de amigos/compañeros querían celebrar la Navidad y la despedida del año con una cena informal y un postre diferente. Me pidieron algo navideño y divertido. Así quedó.
Se trataba de un paisaje helado, con sus iglús, su lago y sus pingüinos. Todo está cubierto de fondant y pintado con aerógrafo para obtener el degradado que me interesaba.
Por dentro el pastel también era muy navideño, con bizcocho de chocolate, crema de praliné de avellanas entre cada capa y ganache de chocolate negro cubriéndolo todo. Nadie hubiera dicho que bajo una composición tan blanca se encontraba un postre con tanto chocolate negro.
Por lo que me comentaron el pastel gustó mucho por dentro y sorprendió por sus aspecto exterior. Así que otro "encargo" que acabamos con satisfacción.
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