Me hizo mucha ilusión hacer el pastel que hoy os enseño. Se sucedieron toda una serie de casualidades que me llevaron en un par de meses a que llegara el encargo de hacer este pastel. Os explico la historia brevemente. Cada Navidad, con los amigos de la universidad organizamos una comida. En esa comida, una de mis amigas me comentó que a ella le gusta mucho un restaurante que hay en Vilallonga del Camp llamado "La Montoliva". Si la comida de Navidad fue un sábado, al día siguiente mi mujer, mi hija y yo nos fuimos a probar ese restaurante. Para nosotros era totalmente desconocido y mira que corremos siempre por toda la provincia. Pues la prueba fué más que satisfactoria y de hecho ya hemos ido dos veces en poco tiempo. Pues aquella misma noche, la persona que nos había atendido en el restaurante se hizo seguidora de BarretoCakes en facebook. Al ver su cara la identifiqué rápidamente como la propietaria del restaurante. Desde entonces, esta persona comenta cada uno de los pasteles que aparecen en mi página de facebook o en el blog. El pasado fin de semana celebraba su aniversario y me hizo el encargo de su pastel. Las directrices eran muy claras. Sabía perfectamente lo que quería y cómo lo quería. El pastel era éste.
Como buena conocedora del mundo de la cocina, la persona que me encargaba el pastel tenía muy claro que el fondant queda muy bonito, muy elegante y tal, pero que a la hora de comérselo no es lo que más le convence. Así que la capa de fondant que cubriría el pastel tenía que ser lo más fina posible.
El pastel era un bizcocho buttermilk de chocolate negro, empapado en almíbar con unas gotitas de vainilla, confitura de fresa y ganache de chocolate negro entre las capas y cubriéndolo todo. Ya veis que la altura de cada uno de los pisos era enorme. Y pesaba lo suyo.
Una semana anterior me puse a hacer estas flores, que también tienen su historia. La cumpleañera quería exactamente un pastel que yo había compartido tiempo antes en mi pagina de facebook. El pastel original era de mi amiga Ivana de Cupcakesadiario. Así que le pedí permiso para podérselo copiar y me puse manos a la obra con las que serían mis primeras rosas de azúcar.
Rematé cada uno de los pisos con esa cinta de raso de color rosa y con pequeños lunares blancos. Todo muy conjuntado y elegante, como el diseño original (aunque seguro que no llegué a la perfección de mi amiga; aún me queda mucho trabajo para hacer las cosas como ella).
Más detalles de las flores y del conjunto del pastel.
Al día siguiente de haber entregado el pastel, me llegó un mensaje de agradecimiento por parte de la protagonista de la fiesta. El pastel había sorprendido a toda la familia y a todos les había gustado, cosa también importante. No todo es la apariencia exterior de la tarta sino que por dentro también tiene que estar a la altura y no defraudar.
Sólo me queda agradecerles el pedido. Estoy seguro de que nos veremos pronto.