Hace unos días os comentaba que una familia Real me había hecho un encargo. Y que el encargo venga de donde viene es como para tomárselo muy en serio. Resulta que en la Vila de Montblanc, una localidad de la provincia de Tarragona, cada año a mediados de abril retroceden en el tiempo para recordar lo que, según la leyenda, ocurrió allí entre el caballero Sant Jordi, la Princesa y el temible dragón. El acontecimiento se recrea cada año durante dos semanas y atrae a mucho público. Por supuesto, para que todo ésto sea posible se necesitan muchas personas con ganas de trabajar, personas que vivan la fiesta como algo propio. Una de estas personas, amiga mía de hace ya mucho tiempo, este año tenía el lujo de representar una de las casas nobles que en su momento hubo en Montblanc. Ahora, una vez concluida la fiesta, familia Real, nobles y pueblo se reunen para comer y así ponen el punto y final. Os enseño cómo quedó el encargo.
La bandeja del pastel era el 70 % de la gracia del conjunto. Haciendo servir técnicas belenísticas, recreé un fragmento de las murallas de Montblanc, con esa puerta que se aprecia en la fotografía y que recibe el nombre de "Foradot". Allí cada año se hace la representación teatral de la leyenda. Delante de las murallas encontramos los escudos de las cuatro casa nobles y el escudo real.
En cuanto al pastel, pensé que lo mejor sería dejarlo en color blanco y colocar delante esa gran rosa roja hecha con pasta para modelar y el escudo con la "creu de Sant Jordi". El pastel estaba decorado con perlas de diferentes tamaños y dibujos de glasa real blanco, como si de una corona real se tratara. Por dentro, era un bizcocho "buttermilk" de vainilla, confitura de albaricoque y crema de mantequilla de vainilla. Utilicé la técnica del "Rainbow cake" para que al cortar aparecieran las cuatro barras rojas sobre fondo amarillo de la bandera catalana.
Musgo, cestos de mimbre, cubos de madera, sacos de arena... la bandeja llevaba todos los elementos indispensables para crear un buen fondo al pastel.
Aquí más detalles del "foradot".
Me consta que todos los invitados a la comida fueron posando para las fotos bien colocados detrás del pastel. Ha sido todo un lujo poder dar forma a este encargo Real. Y si no habeis visitado nunca Montblanc, ahora ya sabeis que teneis algo muy importante por hacer. Vale la pena admirar sus murallas y visitar sus calles todo el año pero para Sant jordi, el 23 de abril, es toda una experiencia.