dijous, 30 de maig del 2013

Pastel Castillo de princesas

Hacer un pastel de princesas y ser original es algo realmente difícil. El color rosa tiene que estar siempre presente pero no caer en los tópicos de todos estos pasteles es una carrera de obstáculos. En este caso, el pastel tenía que servir para celebrar el quinto aniversario de una niña a la que le gustan tanto las Monster High como las princesas. Así que después de pensar mucho, el resultado fue un gran palacio de color rosa y marrón claro. 


 Siempre miro de tener en cuenta que el pastel tiene que gustar al niñ@ protagonista de la celebración pero también tiene que captar la atención de los mayores. El pastel tiene que gustar a todos los presentes. Así que pensé en hacer un palacio con una estructura diferente. No sería el típico castillo con sus torres simétricas a cada lado sinó que la estructura sería más desigual y con más movimiento. Empecé colocando las torres de forma que le diera profundidad al conjunto. Todo esto se aprecia en esa única torre primera colocada fuera de la bandeja principal y a la izquierda, en la puerta instalada en el lateral y en la altura desigual de todas las torres.


Cada uno de los elementos decorativos estan hechos con total sencillez para no cargar demasiado una estructura ya de por si complicada. Flores, ventanas, torres y puertas son extremadamente simples. 


En cuanto al bizcocho, se trataba de mi ya típico "buttermilk" de chocolate, con confitura de fresa y "buttercream" de fresa entre cada una de las capas. Supongo que a la hora de cortar debió quedar bien la combinación del color chocolate y el rosa de la fresa.  Últimamente hago ver que se me olvida apagar la batidora cuando se está haciendo la "buttercream". Sí sí. Si la bates más de lo normal queda una crema  con una textura fantástica y el azúcar glasé no se nota para nada. Así que nada de prisas...


 Aquí teneis más vistas del lateral.


Creo que al final no se echaba en falta ni a la princesa ni al príncipe, con semejante palacio. Lo más divertido, como siempre, el transporte. Por supuesto que hubo que llevarlo por piezas y hacer el montaje en el restaurante de la celebración. Se sufre hasta el último momento pero la recompensa de ver finalizado y en pie un pastel así es fantástica. 


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