Esta época del año tiene muchas cosas que me gustan especialmente. El día parece que empieza a alargarse, la temperatura invita a salir a la calle, apetece pasear un ratito bajo el sol, y si te pasas por el escaparate de alguna pastelería seguro que empezarás a ver cosas realmente buenas. Una de esas recetas apetecibles son los buñuelos de cuaresma, o buñuelos de viento. Hace años que los hago en casa pero nunca había dado con la receta definitiva, aquella que me permitiera obtener unos buñuelos esponjosos, tiernos y bien rellenos de masa. La mayoría de recetas que circulan por la red sobre buñuelos de cuaresma te permiten hacer buñuelos, sí, pero no quedan esponjosos y cuando los abres estan vacíos por dentro. Pues éste no es el caso de la receta que hoy os dejo. De momento os enseño como quedaron.
Ingredientes:
400 g de harina de fuerza
70 g de azúcar
1 pizca de sal
1 sobre de levadura de panadero
250 ml de leche
1 huevo mediano
50 g de mantequilla a dados y en pomada
Esencia de naranja
1. Ponemos en la amasadora por orden la harina, el azúcar, la levadura y la pizca de sal. Incorporamos el huevo, la leche templada, el aroma de naranja y los dados de mantequilla. Amasamos durante 10 minutos.
2. Tapar el bowl con papel de film y dejar reposar toda la noche o unas 8 horas. Cuanto más tiempo repose, más esponjosos quedarán.
3. Sacamos el aire de la masa y la estiramos sobre una hoja de papel encerado hasta que tenga 1 cm de grosor.
4. Con la ayuda de un cortador redondo vamos cortando la masa como si se trartara de unas galletas. Deben tener un diámetro de unos 2.5/3 cm. También podemos cortarlos en forma de rosquilla, con un agujero en medio.
5. Las colocamos en la bandeja del horno sobre papel encerado y ligeramente separadas para que pueden levar bien.
6. Dejamos levar hasta que cuadripliquen su volúmen (3 horas a temperatura ambiente o 1 hora dentro del horno a 30 grados).
7. Con mucho cuidado de no tocar demasiado el buñuelo, los vamos friendo en abundante aceite de girasol. Es importante que el aceite no esté demasiado caliente para que no se nos quemen en seguida y se hagan bien por dentro. También es importante que la cantidad de aceite sea suficiente para que el buñuelo no toque el fondo.
8. Le damos algunas vueltas y en menos de un minuto lo tenemos hecho. Vale más que no coja demasiado color. Así estará más tierno.
9. Los colocamos sobre papel absorvente.
Ya sólo nos queda darles el último toque. Una vez los hayamos tenido unos 5 minutos sobre el papel absorvente, los mojamos ligeramente con anís y los rebozamos con azúcar. Y ya los tendremos listos para comer. Cuanto más recien hechos, más tiernos y buenos los encontraremos. A ver qué os parecen. Os dejo una última imagen en la que podreis ver lo esponjosos que quedan.