María, una compañera de trabajo, quería un pastel "potente" para su abuela. De hecho me dijo que su abuela era muy "ye ye" y que le gustaban los colores fuertes, llamativos. Así que dejamos el blanco a un lado y nos pusimos a pensar en el estilo de pastel que le podía gustar. Fué éste.
El color de fondo elegido fué el granate. Pinté el fondant blanco con el aerógrafo y lo dejé lo más igualado posible. A partir de aquí fuí añadiendo la rosa blanca y los pétalos que completarían la decoración del pastel. La combinación queda elegante pero muy llamativa.
Por dentro se trataba de un bizcocho de chocolate, mojado en almíbar de vainilla, con crema de avellana entre la capas y ganache de chocolate negro cubriéndolo todo. La combinación no queda nada dulce, en contra de lo que se piensa de este tipo de pasteles. El resultado es un pastel hecho como en casa, de la manera más natural posible.
Y así quedó listo para ser entregado. Volvemos pronto...
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