dimecres, 26 de març del 2014

Pastel violeta con flores blancas

Se acercaba el aniversario de mi madre y no podía dejar pasar la ocasión para regalarle un buen pastel, algo que estuviera a la altura de la persona y de la celebración. Poco a poco fueron viniendo las ideas a la cabeza y  de forma original acabó apareciendo este pastel. 


Pensé que una buena combinación de colores serían el violeta, el blanco y el dorado. A partir de ahí, y una vez tuve comprado el material, empecé a montar las partes falsas que servirían para dar más volúmen al conjunto. Desde siempre me ha gustado combinar la parte comestible con elementos que aportan fantasía y espectacularidad y que son el resultado de un trabajo manual artesanal. Vaya, que soy totalmente partidario de combinar marquetería y manualidades con la pastelería creativa. Y así es como forré el piso inferior con goma eva y le fuí dando la forma que veis en la foto. 


El segundo piso, el que tiene apariencia de cojín, es el comestible. El pastel era para unos 11 adultos así que no hacía falta que fuera demasiado grande. Está forrado con fondant blanco. Le hice las marcas transversales y lo pinté con aerógrafo. Por último, le enganché las perlas doradas.  Y en el piso superior encontramos de nuevo goma eva y un jarrón que parece contener algo.


Ese algo son una gran cantidad de flores. De hecho las encontramos en la parte superior y a un lado en la bandeja inferior. Aprovechando que había confianza con la protagonista de la fiesta y sabiendo que si algo no salía bien me lo perdonaría, hice una prueba con las flores. Quería hacer una gran cantidad de adornos florales, no quería padecer en el largo viaje hasta el restaurante donde se celebraba la fiesta y, por último, quería probar otro método para hacer flores. Así que me puse a hacerlas de goma eva blanca. 


Y el resultado me convenció totalmente. La verdad es que no dejan de ser tan artesanales como una flor hecha de azúcar pero es que encima quedan perfectas. No pesan casi nada y una vez colocadas en el pastel no hay que sufrir por si se rompen o se descuelgan. Así que ya tenemos otro método a punto para decorar futuros pasteles. 


En cuanto al interior, se trataba de un bizcocho de chocolate, mojado ligeramente en almíbar de vainilla, praliné de avellanas y crema de vainilla entre cada una de las capas y recubierto en su totalidad con ganache de chocolate negro. Mis sobrinos se pusieron super contentos al verlo y alguno hasta repitió. 


Algunos detalles más del pastel...




Y como podreis ver el pastel es enorme. No lo medí pero seguramente estaría por el metro de altura. 


Y como no, aquí está la protagonista con su pastel. No le he pedido permiso para mostrar la foto pero creo que no me lo tendrá en cuenta... Lo más importante es que la destinataria quedó sorprendida y que a los invitados les gustó el bizcocho por su esponjosidad y su sabor natural.


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