Laia quería regalarle a su hermana Sílvia un pastel de boda cuyo tema central fuera la ciudad de Nueva York, el destino que los novios habían escogido para celebrar su boda. El pastel debía estar rodeado de edificios, puentes y estátuas típicos de este lugar del mundo. Así quedó.
El pastel sería mostrado en medio de todo el banquete, con muchísimos espectadores... Por esto pensé que su tamaño no podía pasar desapercibido. Sobre una base rectangular de madera fuí colocando todos estos edificios recortados en porexpan y que pretenden dar sensación de profundidad al enforcar todos hacia un mismo punto de fuga. Los colores elegidos son negros, grises y goma eva gris brillante.
En la parte central se encuentra exactamente el motivo central de la celebración: el pastel de bodas. Para hacerlo destacar sobre el fondo de edificios quise hacerlo básicamente en blanco, menos la base que combina blanco y gris.
El pastel está coronado por estas pequeñas flores hechas en pasta para modelar y que van descendiendo por cada uno de los pisos. Otro elemento decorativo a destacar es esta tira de brillantes que le aporta elegancia al conjunto.
En el tercer piso quise cambiar el estilo, dejando las flores a un lado y colocando esta placa de fondant endurecido con polvos CMC y que se adapta a la figura del pastel como si se tratara de ropa.
Y ¿como no?, el elemento que destaca por encima de todo y le aporta la nota de color al pastel, entre tanto blanco, gris y negro, es esta gran flor granate que se encuentra en la base.
Otros elementos que también decoraban la base del pastel eran la silueta de la estatua de la libertad...
o el puente de Brooklyn, recortados sobre goma eva brillante.
Lo mejor de todo, y ahí va la sorpresa, es que el pastel era totalmente falso. Laia quería que un pastel de BarretoCakes estuviera presente en el momento decisivo en que los novios se levantan de la mesa presidencial y se dirigen a cortar el primer trozo. Todo ello rodeado de música espectacular, como debe ser. Después, el hotel les serviría el pastel realmente comestible sin que los invitados lo hubieran visto previamente. Ahora sólo queda decir que ¡Vívan los novios!