Tenía ya muchas ganas de enseñaros las fotos de los diferentes pasteles que he hecho este pasado fin de semana. He de decir que ha sido un fin de semana de locos. Es totalmente incompatible hacer tantos pasteles, todos ellos diferentes y acabar bien de la cabeza.
Así que el pasado viernes me puse música relajante en el ipad, preparé todos los ingredientes necesarios y me cargué de paciencia y ganas de trabajar. Me esperaban 10 horas de reclusión voluntaria en la cocina, primero con el horno y después de decoración de los pasteles. El primer proyecto acabado fué éste, el que hoy os enseño.
Una antigua compañera de trabajo me hizo el encargo de un pastel para su propio cumpleaños. Se autoregalaba un pastel, vaya. Sé que le gustan las flores, los colores llamativos... así que aproveché lo que sabía de ella y lo apliqué a nuevas técnicas de decoración. Primero hice las flores partiendo de tres cortantes en forma de círculo y de tres tamaños diferentes. Arrugué las puntas de los círculos y con un poco de cola fuí enganchándolos uno encima del otro. En medio puse una pelotita de fondant de color amarillo dorado. En un par de horas las flores estaban secas y rígidas como una piedra. ¿Ah que no lo parece?
Las mariposas estaban hechas también con pasta de modelar flores. Una vez estirada la pasta sobre una superficie antiadherente, le pasé un radillo que imprime esos círculos que podeis apreciaren la imagen. Y finalmente, con el cortador le acabé de dar la forma de mariposa. Un poco de purpurina dorada comestible acaba de darle la gracia. En un par de horas estuvieron secas.
Y vamos por la parte quizás más curiosa del pastel y que, sin duda, volveré a poner en práctica en breve: las ondas del piso inferior. Primero forré el pastel con fondant blanco. Después fui cortando tiras de fondant, las ricé y con un pincel mojado en agua las fuí enganchando de arriba a abajo y cambiando el color de blanco a violeta. El resultado me convenció.
Y otra de las técnicas que quería probar era hacer glasa real mezclada con pipin gel (ese gel gelatinoso con el que se le da brillo al fondant) y conseguir así que la glasa real fuera más elástica. Con esa mezcla hice los círculos de la pared del piso superior.
En cuanto al interior, que también importa, era un bizcocho con gusto a crema de fresa (un sabor fantástico, por cierto; ahora voy a por la crema de chicle) y cada una de las capas estaba separada con un "Buttercream Swiss Merengue" (Merengue suizo con mantequilla). Ahhh se me olvidaba, el pastel era un "rainbow cake": al cortar el pastel se hacía un degradado de violeta fuerte en la parte superior a color blanco en la inferior. Con el merenque suizo blanco nuclear entre cada una de las capas debió hacer muy buen efecto. Pero... esa foto ya no os la puedo enseñar a no ser que la cumpleañera me la envie.
Y por último quería comentaros lo mal que uno se siente cuando se ve obligado a decirle a alguien que no puede hacerle un pastel, unas galletas o cualquier otro invento de pastelería... por falta de tiempo. Este fin de semana me ha pasado. Tenía ya varios encargos hechos con mucha antelación pero todos concentrados en estos dos únicos días. He tenido que decir que no a varias personas y eso me sabe muy mal. Pero veis que cada pastel es un mundo y pide muchas horas de trabajo, mucha dedicación. Esta semana os iré poniendo más fotografías de los otros encargos y vereis como ha sido de intenso. Feliz semana a todos.