Hace unas semanas me encargó una amiga un pastel para celebrar el aniversario de su compañera de trabajo. Las únicas consignas que me comentó fueron que tenía que ser un pastel blanco y elegante. Así que después de darle unas cuantas vueltas, el pastel quedó como vereis.
No hay duda de que el peso de la decoración del pastel está en la inmensa flor. Utilicé una similar hace unas semanas y me gustó el hecho de cambiar la típica rosa por una peonia un poco "sui generis". La cinta de brillantes completa las únicas notas decorativas del pastel.
Se trataba de un bizcocho de chocolate, mojado en almíbar de vainilla, "buttercream" de naranja y cubierto con ganache de chocolate negro. Hacer pasteles de fondant con las temperaturas que tenemos este verano es toda un carrera de obstáculos. Así que he tenido que modificar algunas proporciones. Por ejemplo, el ganache que preparo estos días tiene la mitad de nata que en temporada de invierno. Así consigo que el chocolate, una vez cubierto el bizcocho, quede duro y liso. El manejo del fondant con tanto calor tampoco tiene desperdicio. ¡¡¡Que ganas tengo de que se suavicen las temperaturas!!!
Aquí, un detalle de la flor y por último, el pastel ya envuelto y listo para ser entregado.