Arantxa quería un castillo de princesas para su hija Nagore. Hacía sólo unos meses que habíamos hecho un castillo en color azul, rosa y beig. Así que esta vez cambiabamos de color y de aspecto. Lo hicimos en diferentes tonos rosas y más duradero que nunca: con la ayuda de goma eva. Así quedó.
El pastel era para unas 15 personas así que si quería que tuviera volúmen y captara la atención de Nagore tenía que incluir partes falsas. Pensé que después de haber celebrado el cumpleaños, el castillo sería un buen recuerdo del acontecimiento. Así que tiré de manualidades y así quedó el castillo.
Todos los castillos que había hecho anteriormente habían sido comestibles, forrados con fondant. Pero tiene la desventaja de que sólo se conserva en óptimas condiciones durante un tiempo limitado. En este caso, el castillo podrá estar expuesto en la habitación todo el tiempo que quieran.
Uno de los detalles del pastel era la figura de la princesa. De hecho me la pedían expresamente. Así que me puse a buscar en tiendas y acabé encontrando esta carroza con sus caballos y sus príncipes en el interior. Era otra de las sopresas que incluía el pastel.
Por dentro se trataba de un bizcocho de chocolate, bien tierno y esponjoso, mojado muy ligeramente en almíbar de vainilla, con crema de avellana entre cada una de las capas. Estaba cubierto con ganache de chocolate negro y por encima, el fondant rosa. Lo mejor de todo fue la reacción de los invitados, a los que les encantó el diseño del pastel y el gusto del interior.
Pues así es como quedó el nuevo castillo de princesas. ¡¡¡Felicidades, Nagore!!!