He decidido bautizar este pastel con el nombre de Laura. Ése era el nombre de la destinataria, una persona acostumbrada a los colores ya que, como me comentó la persona que me hizo el encargo, trabaja en una tienda Desigual. Así que después de darle muchas vueltas a la cabeza pensé hacer algo sencillo, elegante y con colorido. ¿Qué tal si ponemos todos los colores del arco iris, uno tras otro, en un piso del pastel? Pués así quedó.
Hace unas semanas quise hacer un pastel con una gran flor y unas ramas saliendo detrás de ella pero finalmente las personas que me hicieron el encargo se decantaron por otro estilo. En este pastel pensé que podía quedar bien. Eran un total de tres pisos. El superior, cubierto de fondant blanco y con la flor blanca. El piso intermedio es el que aporta la nota de color.
Fuí añadiendo láminas de fondant coloreado hasta llegar a completar todo el arco iris. Es una decoración sencilla pero que lleva mucho tiempo si quieres que quede bien, uniforme y recta.
El piso inferior volvía al color blanco y sólo estaba rematado con una banda de fondant blanco. Por dentro, el pastel era un bizcocho de chocolate negro, mojado ligeramente en almíbar de vainilla. Digo "ligeramente" porque con el tiempo estoy viendo que no hace ninguna falta empapar el pastel. Queda tan esponjoso que ya de por sí de deshace en la boca. Y el relleno era..... de turrón. Últimamente está teniendo muchos adeptos esta combinación. Y es que no les falta razon. Lo que sobra no llega a la nevera.
El cartel con el nombre y la edad de la protagonista de la fiesta sigue la tónica del pastel, con esas burbujas que van cambiando de color.
Espero que Laura quedara contenta con el pastel. Cariño y dedicación, como siempre digo, se le puso. ¡¡¡Volvemos pronto!!!
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