Hacía ya bastante tiempo que un compañero de trabajo me había hecho el encargo de un pastel para su hija. Dudó sobre la temática, me dió total libertad... pero al final me dijo que quizás podría tratar sobre la profesión de esta chica: la peluquería. Así que me puse manos a la obra y después de mezclar varias ideas, el resultado fué este.
Violeta, plateado y blanco serías los colores elegidos. En la parte inferior, un esbozo típico de los que toda la vida hemos visto en las peluquerías hechos por los mismos estudiantes. En la parte superior, la decoración es más sencilla. Una cinta muy sutil de color lila rodea el pastel de fondant blanco. Otros detalles a destacar son esas dos grandes rosas moradas (estuve unos cuantos días para hacerlas), el peine y las tijeras hechas con pasta para modelar y cubiertas de purpurina comestible, y por último, la base. Se trataba de una plataforma de porexpan forrada con papel de seda arrugado (creo que lo utilizaré más a menudo a partir de ahora).
Aquí se aprecia el detalle de la cara, pintada con colorantes comestibles sobre fondant. Abajo, el peine y las tijeras de pasta de modelar y purpurina.
Un detalle de las rosas.
El piso superior.
Por dentro, el pastel estaba hecho con bizcocho "buttermilk" de chocolate, con almíbar de vainilla y cubierto con "buttercream" de vainilla. Quedó muy esponjoso y justo después de comerlo, me llamaron por teléfono para contarme cómo había ido. Este trato tan cercano es una de las cosas que más me gustan.
Llega la temporada de comuniones y alguna que otra ya la tenemos apalabrada. Así que estad atentos al blog y al facebook que ésto no lo para nadie. Hasta la próxima.
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